Sin Tilteo: La libertad no ganó

En una época en donde la desinformación y la postverdad abunda, es difícil imaginar que en la era de la información y más en un sector que se jacta en el uso de los recursos tecnológicos e informativos, como es el sector de los esports y el gaming se den discursos que desafían a convenciones científicas y pongan en riesgo a ciertos grupos dado a la influencia que tienen en una industria.

Por Joaquín González
@B1gMoneyLOL

Durante estos días, Rodrigo ‘’Onur’’ Dalmagro, ex entrenador de League Of Legends en la LLA, hoy siendo parte del ecosistema de Valorant, lanzó una serie de declaraciones en torno a la cancelación de un posible contrato con LOUD: la organización más mediática de Brasil en estos momentos. Esto, aduciendo que el acuerdo se quiebra por su negativa a utilizar las vacunas contra el COVID-19 y por ende a los pases de movilidad que exige el gobierno brasileño. Poner la tan manoseada libertad en su discurso, no solo hace ver equívoco la utilización del concepto, sino que lo trastocado de su visión en torno a lo que implica la libertad, pues más pareciera individualismo en un mundo de contratos sociales, como lo es la salud pública. 

Estas acciones, al final, lo único que provocan es una mancha en una industria que, aunque no tiene conexión al mundo científico, si le resta validez en cuanto estas opiniones traspasan a un grupo que afecta tanto o más como a los propios grupos de riesgo que hablaba el entrenador: los grupos entre 20 y 40 años. No deja de ser, en sí, una burla para la sociedad, sino también para quienes somos garantes de la información en una industria que solo vela por reportar o simplemente establecer amiguismos para no molestar a un negocio que parece más una cofradía de unos pocos. 

Aunque pareciera que todo el escándalo va por simplemente una negativa de salubridad mundial, debemos recordar que anteriormente ya había provocado desaires por comentarios de carácter machista, tendenciosos sobre la actualidad y por establecer una realidad que, a lo poco, está alejado de la sociedad. Nuestra memoria es frágil y debemos diferenciar del entrenador que pudo lograr éxitos en el FPS de Riot Games (por lo cual nadie negará de sus reconocimientos) al de la persona que, al final, se blinda de una popularidad que le hace creer que puede decir lo que quiere, sin escatimar en las consecuencias de sus opiniones desacertadas.

La consecuencia, en ningún sentido, es un síntoma de virtud. Podemos mantener opiniones férreas en torno a temas polémicos, pero no significa que eso esté bien. En este caso no podemos avalar no solo lo que dijo estos días, sino también su pasado. Si nosotros no nos hacemos cargo de desmentir, entonces solo nos gusta el circo. Total, el show debe continuar.