“Si me dan a elegir, quisiera nunca haber sido Pinku”, me dice Belén Moine, ex jugadora de 9Z, que decidió salir a contar su experiencia en la escuadra y en la escena de los esports en general. 

En las redes sociales Belén optó, después de varios años de mantenerse callada, expresar todo lo que sufrió, y hoy sufre, debido a los tratos de 9Z y de un ambiente que nunca ha sido muy amable con las mujeres. 

Por desgracia, no es novedad que las chicas tengan que luchar por demás para conseguir un lugar en una escena y un contexto como lo son los esports y el gaming. Pero ¿Qué sucede cuándo no te dan ni la chance de luchar? ¿Cuándo te hacen creer que no vas a dar la talla o que tu presencia es solo por marketing? Eso es lo que le sucedió a Belén, y ahora conoceremos un poco de su historia.

Comienzos

Belén empezó a jugar al LoL a la edad de 15 años. Al principio era una jugadora casual, principalmente del formato aram. Su primer contacto con el competitivo fue dos años después, durante un evento anime en Neuquén, que tuvo un torneo de LoL. Terminado ese evento y concluida la competición, ella vio, en Facebook, un video en dónde los vencedores del mismo se consideraban los “mejores jugadores de Neuquén”. Esa fue la chispa que encendió su llama competitiva; se preguntó: “¿En verdad ellos son los mejores?”, y decidió que tenía que comprobarlo. 

Gracias a esto comenzó a buscar equipos con los cuáles competir en los torneos locales. En ese momento, ella era diamante 2, en una época en dónde la etapa de máster no existía. Buscó conformar un equipo en el rol de soporte, por el simple hecho de querer enfrentarse a los mejores de la zona. No había un motivo por detrás, ella quería probarse y probar a sus contrincantes. 

De esta manera, en el año 2017, comenzó su paso competitivo, en un tiempo en dónde jugaba sólo por el RP. Sus primeros pasos fueron con sus amigos, jugando en eventos locales y venciendo a todos los equipos que se topaban con ellos. A todos. Incluso a aquella escuadra que la había impulsado a seguir el camino pro-player. 

“Empecé por ellos, me los crucé y les gané. Fue como wow, fueron mis primeros pasos acá. Yo estaba re emocionada. Se me acercaban los varones y me decían: no me dejabas jugar la partida. Ganamos todos los torneos, hasta el punto en que nadie se anotaba” 

Su equipo se llamaba “Mesa para Cinco”, y en los torneos locales se hicieron un nombre y se ganaron el respeto de sus contrapartes. Belén cumplió su objetivo y se demostró a ella misma de que podía codearse con los mejores. Sin embargo, debido a la facultad, se limitó a jugar menos y concentrarse en su carrera.

La llegada a Desafío ESPN

A mediados de 2019 apareció en la televisión un reality llamado Desafío ESPN, un programa que buscaba a jugadores amateurs de League Of Legends y los ponía a entrenar, competir entre ellos y jugar en pos de convertirse en profesionales. 

“Me acuerdo que todo el mundo desconfiaba de ese mail ya que decía: ¿querés ser una leyenda en el LoL? Parecía clickbait, spam”

Pero un amigo de ella, un jugador que conoció en el solo q, le comentó acerca del casting del programa, y que este necesitaba de más mujeres que jugaran al LoL. Debido a que ella rankeaba en diamante 1 o 2, le recomendaron que se pruebe en el mismo.

“Yo no era una persona pública. Surgí como Pinku en la redes debido a ESPN”

Belén quedó y se convirtió en parte del Desafío ESPN, y a pesar de creer que era una especie de clickbait en un principio, la verdad es que para ella fue una experiencia increíble. 

“Grabábamos las galas todos los días, de lunes a viernes, a la mañana. Los coaches eran Dye (actual coach de Infinity) y Akari (actual Fallen, coach de Six Karma). Estaban muy comprometidos en enseñarnos”

Tuve la oportunidad de hablar con Dye, sobre Belén y su desempeño en el reality, a lo que este me comentó:

“Pinku, en lo personal, me sorprendió. Más allá de que era buena jugadora, se adaptó fácil a las circunstancias que presentaba la competencia. Por ser un reality no era el mismo entrenamiento que se le puede brindar a una persona 1 a 1 o a un equipo diariamente. Pero se notaba la recepción que tenía a lo poco que podíamos enseñar, se notaba sus ganas de aprender y, sobre todo, de que quería ser jugadora profesional”

A su vez, también destacó su actitud respetuosa y centrada” por fuera de lo deportivo. Y si bien en ese momento no sabía decir si estaba “lista para la LVP”, sí especificó que, con una buena dirección, podría haber jugado a ese nivel.

 

 

En este programa Belén no solo se estableció como Pinku en la escena de los esports, sino que llegó a la final del reality y, aunque terminó perdiendo, logró destacarse de buena manera. Ella aprendió mucho en el programa y debido al buen trato que tuvo por parte de los coaches y los demás jugadores, creyó que la realidad de los esports era aquella. Una escena en dónde no la veían simplemente como una mujer, sino que como una jugadora más. 

“Pensé que esa era la realidad. Aprendí mucho ahí, y después de ESPN logré llegar a grandmaster y aumentar mi nivel”

El premio principal del programa era un pozo de 10.000 dólares, pero ESPN también contactó a varios equipos importantes del ambiente para que entrevisten a los mejores jugadores, y de esa manera que estos decidan si elegir a alguno o no. En el caso de Belén, 9Z la escogió. 

“Todos ellos me vendieron que querían apostar a que las mujeres jugaran y que las incluyeran. Fui re emocionada. Me prometieron que iba a ser una jugadora más. Me mandaron el contrato online, lo leí y lo firmé.”

También tuve la chance de conversar con Fallen, quien me comentó que Belén era una “piba super alegre y energética. Una de esas que entran a un cuarto y sabes que está ahí”; a su vez, destacó que a ella “le gustaba mucho el LoL” y que “quería jugar al LoL todo el tiempo”.

Con respecto a su desempeño en el juego, y a la hora de adquirir los conocimientos, el actual entrenador de Six Karma dijo:

“Tenía la actitud correcta de seguir indicaciones, entendía la dinámica de sus entrenadores. Aunque sí era muy distraída, tal vez porque siempre estaba feliz o encontraba de qué hablar. Fuera de eso, siempre tuvo buena actitud y ganas de aprender”

Otro aspecto que destaca Fallen es la competitividad que sobresalía en Belén, cosa que me cuenta con una anécdota en particular:

“Una vez tuvimos una conversación en el comedor, con varios participantes (la mayoría chicas), y había como un problema de convivencia. Entre bla blas y chismes, ella dijo: “para mí todas estas cosas son boludeces, si perdimos es porque somos malos y hay que trabajar más”. Suena simple, pero es raro que un rookie tenga esa actitud sobre las cosas, sobre la competencia”

Como jugadora Fallen destacó el “enfoque agresivo” que poseía Belén como soporte, y que solía “mal posicionarse y morirse mucho”, pero que, a pesar de eso, su enfoque siempre fue el “correcto”. Sobre si estaba lista para jugar en LVP, el entrenador fue muy claro:

“Cuando terminó el programa, no creo que estuviera lista para la LVP. Pero dicho esto, a como la vi y sentí la manera que quería competir, si le hubieran dado un año de follow-up creo que pudo haber hecho ruido. Una temporada de suplencia activa, con todas las dinámicas de equipo efectivas, y la siguiente temporada como titular de LVP, y creo que pudo haberse hecho buena”

Con esto dicho, su experiencia en LVP si llegaría, de mano de 9z, aunque esta no fue la esperada.

La triste experiencia violeta

En febrero de 2020, cuando se hace la sesión de fotos para la LVP, Belén viaja a Buenos Aires. 

“Cuándo llegué a Bs As, lo primero que hicieron fue llevarnos a un departamento: un airbnb de dos habitaciones para seis jugadores y con un solo baño”

En ese momento logró conocer a los que serían sus compañeros (Nate, Froststrike, Rakyz, Prodigy y Tsunami); con algunos pudo tener una buena afinidad, mientras que con otros no tanto. Luego de todo esto, los llevaron a conocer el estudio en dónde iban a entrenar, hacer las scrims y, prácticamente, jugar. Cabe recalcar que, en esas instancias, 9Z todavía no contaba con una gaming house como tal, por lo que iban a vivir en el departamento y entrenar en el estudio.

“Fuimos al estudio, y cuándo llegué no tenía computadora ni asiento para mí. Me dijeron que al otro día iba a tener la mía y, por suerte, con eso cumplieron. No compartía computadora con los coaches, por lo que podía al menos jugar solo q”

Durante ese tiempo, en aquel primer split de la LVP, a Belén nunca le dieron la chance de entrenar con los jugadores y jugar scrims. Ya que para ellos era “una pérdida de tiempo” jugar y enseñarle a un rookie. Es decir que nunca tuvo la oportunidad de jugar realmente en equipo.

“Los coaches pretendían que yo mirara todas las scrims y aprenda de eso”

En cierta ocasión, y ya estresada debido a jugar solo q constantemente y haber llegado a grandmaster, Belén se tomó la pequeña licencia de probar otros juegos mientras sus compañeros hacían scrims. Y si bien solo fue por un breve momento, y durante pocas horas, le llamaron la atención, implicando que no estaba lo suficientemente comprometida con el equipo. Eso, en un principio, le causó ruido a Belén, pues nunca le permitieron jugar con los demás y tampoco entrenar. A pesar de todo, se obligó a volver a jugar solo q y seguir intentando. 

Aquel 9Z no tuvo el mejor comienzo de split, por lo que había cierto malestar en el equipo, ya que se trataba de un roster experimentando que apuntaba a ganar todo. En este contexto, Belén se enteró de que no iba a ser tenida más en cuenta.

“En una reunión, en dónde estaban todos (Fernando Gambini, Frankkaster, Kevo y los jugadores), acordaron tener una gaming house. Ahí se debatió sobre los problemas, y yo dije algo sobre temas de comida y limpieza, a lo que Gambini me dijo: “vos no te metas, que te vas en una semana”. Todos se quedaron callados.”

Lo peor del trato que recibió Belén en aquella ocasión, fue que la única reacción que tuvo de los demás fue: “todavía no le avisé que se iba”. Nadie saltó en su defensa, nadie le contestó a Gambini con un “no le hables así” o “no la trates así”; sino que la única respuesta que tuvo ante la falta de respeto fue una discusión en dónde cada uno se echaba la culpa por no “haberle avisado”. 

Tras ese acontecimiento, Belén habló con Kevo, por aquel entonces director deportivo de 9Z, y le comentó que no quería irse, que se quería quedar. Pero como él mucho no podía hacer, y cómo su ida a Neuquén ya estaba decidida, Belén decidió tomar el toro por las astas y fue a hablar con Frankkaster.

“Nos sentamos frente a frente, y le dije que no me quería ir, que por favor me quería quedar. Yo sentía que si me iba, se me terminaba el sueño. El me decía que no llorara, que no me preocupe, que me iba a quedar”

En paralelo a esta situación, Belén hablaba con sus compañeros, con quienes empezó a interactuar más y a jugar solo q. Si bien la mayoría no solía jugar con ella, los que sí lo hicieron notaron que su nivel mecánico y lo demás, no estaba tan alejado al de ellos. 

Pero ni siquiera eso podría sacar una idea preconcebida. Acá abro un paréntesis, ya que me es importante que tengamos en cuenta una situación que se ha dado en todos los equipos de esports que decidieron tener a una mujer en sus filas. Y es que en un principio, la idea de llevar a una chica está más por intereses marketineros que por un tema deportivo. Apostar a las mujeres en los esports suena hermoso en los papeles, mostrarse como un equipo inclusivo y tener caras bonitas en los posters parece ser una idea marketinera excepcional. Pero pocos son realmente los que le dan la oportunidad a las chicas de mostrarse. 

Y Belén se percató de esto por las malas, ya que se enteró que, desde un principio, su presencia en 9Z no se debía al “apostar por las mujeres”, sino que el equipo quería mostrar que “apostaba por las mujeres”. Esto fue shockeante para ella, ya que su meta y su objetivo siempre estuvieron en el plano deportivo; es decir, convertirse en jugadora profesional.

Saliendo por la puerta de atrás

Cuándo el dueño de 9Z le afirmó que no iba a marcharse, Belén se tranquilizó, por lo que en el día en el que el equipo recibía la tan ansiada gaming house, ella fue con la ilusión intacta. Al menos hasta que uno de los miembros de la escuadra la llamó y le avisó que Gambini quería hablar en un bar de la esquina. 

“Cuándo llegué estaban él y un par de streamers riéndose y tomando un café. Saludé y Fernando me dijo que vayamos afuera. Nos sentamos y me dice: “no sé qué te prometieron nena, pero no te podes quedar acá. No puedo tener a una chica metida en una casa llena de varones”. No supe qué contestarle, ni que decir, porque era mi segunda vez fuera de Neuquén y no estaba acostumbrada a que me hablen así”

Tras ese breve, pero duro momento, Belén se quedó encerrada en la cocina de la gaming house llorando, esperando a que la pasaran a buscar. Allí apareció Kevo, quien la llevó a la parada de colectivo y compró un boleto de ida a Neuquén.

“Me fui de 9Z pensando que el problema fue mío. Que no tenía que hablar, que tenía que quedarme callada. Siento que en realidad lo único que querían era que vaya, me saque la foto y me fuera. Pero como yo insistía, estiraron mi estadía”

Belén se fue a su casa en un viaje largo, llorando durante todo el trayecto y dándole explicaciones a la familia por qué, de un día para el otro, tenía que volverse. No sólo eso, sino que le hicieron creer que el problema de su ida del equipo era porque no era lo suficientemente buena.

Volvió a su casa sin saber cómo continuar, hablando con su madre quien no entendía bien del todo lo que estaba ocurriendo. Allí, en su hogar, no tenía una computadora como para mantener su LP y terminó por descender de grandmaster. Eso solo azuzó la tristeza que ya sentía. Luego llegó la pandemia de 2020. Durante aquella época, ella se limitó a pedirle al equipo su sueldo (a pesar de no estar en Bs As, seguía bajo contrato hasta el final del primer split). 

“Con eso me compré la computadora más barata que encontré, que me sirva para al menos jugar al LoL y hacer streams. En ese momento me sentía culpable, sentí que había perdido mi sueño. Empecé a tener más tristeza, que se terminó convirtiendo en una depresión”

Sobre el competitivo fem

Belén le pidió permiso a 9Z para al menos competir en los torneos femeninos, y ellos se lo permitieron siempre y cuando no hubiera contrato de por medio. De esta manera trató de mantenerse en contacto con el competitivo. 

“No tuve mala experiencia en el fem. Pero no ganabas un peso, era jugar por amor al deporte” 

Pero no todo termina ahí

Lo que más me sorprendió, y lo que más impacto me causó, fue que durante el split y a pesar de que Belén no solo no era tenida en cuenta para jugar, sino que ni siquiera estaba en la gaming house, fue que el equipo aún utilizaba su cara y su imagen en algunos encuentros o flyers. 

Esto ocasionaba que llegara gente y le dijera que “cómo le había ido en la partida”, o le decían “te conozco de 9Z” .

“Me sentía una farsante. Odiaba que las personas vengan y me nombren a 9Z. Mi hermanito le comentaba a sus amigos que yo estaba en el equipo y ellos se emocionaban. Me sentía una falsa, una mentira”

Toda esta situación la llevó también a internarse en los streams, en dónde ella al menos podía mantener un contacto con el juego y percibir un ingreso. Sin embargo, durante la entrevista, Belén recalca muchas veces que su sueño “no era ser streamer”, que fue un efecto de rebote; que ella solo quería competir en League Of Legends.

“También siento que después de eso me limité. Jugaba en solo q hasta llegar a 300 lp en master y dejaba de jugar. Porque sentía que no iba a llegar más. Me comí el verso de la gente, de que era mala por ser mujer”

A pesar de todo, el stream fue una suerte de refugio para ella, ya que logró conformar una comunidad que la apoyaba y la acompañaba. Raramente jugaba fuera de Twitch, y luego comenzó una etapa en dónde volvió a retomar su carrera de licenciada en computación, la cual había dejado por su sueño de convertirse en jugadora profesional.

Volver y contarlo todo

 

En el año 2021 se dio un éxodo de tuits y twitlongers de jugadores, streamers y ex-jugadores de 9Z apuntando en contra del equipo, sobre falta de pagos y más. Fue un evento que en el ambiente de los esports golpeó fuerte, y Belén se sumó contando un poco de su experiencia, pero sin ahondar profundo, por miedo. Aunque este acontecimiento no va al caso.

Durante todos estos años Belén trató de sanar. Buscó un trabajo, comenzó la facultad, y esperaba que eso le trajera felicidad; que pudiera olvidarse de todo lo ocurrido y cicatrizar una herida profunda. Trató de dejar la vida del competitivo, y de a poco fue sacando sus fotos de las redes, intervenía poco en la escena y comenzó a jugar menos al LoL

“Me daba vergüenza que la gente supiera que era yo, porque siempre me sentí una farsante, nunca me sentí pro-player”

Fue en abril de 2023 cuando uno de sus conocidos de la escena le pregunta el por qué de la repentina desaparición:

“Me sentía deprimida y triste. Pensé que si trabajaba, si salía de mi casa y me alejaba del LoL iba a estar más contenta. Después de 9Z ya no tenía sueños ni motivaciones. Cuándo me habló este conocido, y le empecé a contar todo lo que había pasado, mientras leía me dí cuenta de que me habían tratado mal”

Cuándo Belén habló, se percató de que la culpa nunca fue de ella, de que los tratos que recibió nunca fueron “normales”, y decidió que tenía que soltarlo todo. Por eso habló por las redes, se expresó para que la gente “vea la cara de estos tipos”.

“Decidí usar todas mis redes para que la gente cuando entre a mi perfil, solo lea lo que me pasó. Quiero que vean cómo me siento y cómo estoy llevando el proceso de salir a hablar. Quiero ser abierta y contar, que la gente vea mi proceso y tratar de cerrar esta etapa. No me interesa seguir siendo Pinku”

Por esta razón Belén salió a hablar, para sanar. Y si bien recordar el trauma le sigue doliendo y le cuesta, decidió que la mejor manera de cicatrizar la herida era ponerla en el fuego.

Pensamientos finales 

Cuándo Belén me dijo que quería dejar de ser Pinku, debo admitir que me shockeó (por eso es la frase con la que comienza este texto). Para algunos parecerá una estupidez; pero para mí, el nickname de un jugador profesional es tanto (o más) como su nombre de pila. Los jugadores se hacen conocidos por su nickname y es parte de su identidad como jugador y como profesional. Cuándo una persona te dice que prefiere olvidar su nickname, me parece lo mismo que tirar una parte de sí mismo. Eso es lo que me hizo pensar en cuánto le había afectado toda la situación a Belén y lo difícil que fue, y es, llevarla realmente. 

“Siempre fui una chica que cuando jugaba los juegos se hacía pasar por varón. Después surgí y la gente supo que yo era mujer. Si me ponía Pinku, me decían: “ah, vos sos la de 9Z” , y los high-elo comenzaban a hincharme las pelotas”

No creo que existan sueños chicos o sueños grandes. Ningún equipo está por encima del sueño y el objetivo de un individuo. A Belén le encanta el LoL (al punto de que sigue jugando a pesar de todo), y su sueño era ser jugadora profesional, competir, codearse con los mejores para enfrentarlos. Belén tiene esa vena competitiva que todos los deportistas tienen. Pero se la cortaron de tajo, sólo por el hecho de ser mujer.

“Mi sueño era ser pro-player. No quería ser streamer ni famosa. Hubiese preferido que no se me conozca la cara y seguir en el anonimato. Yo quería todo lo que un varón tiene cuando comienza en esto, solo que siendo mujer. Cuando tuve que mostrarme como mujer el mundo empezó a tratarme diferente a lo que venía acostumbrada. Para mí fue muy shockeante. Siento que si no hubiese sido mujer, ahora mismo estaría jugando pro. Me llegó a dar bronca ser mujer” sentenció Belén al final de la entrevista.

Y si bien en la actualidad las mujeres han logrado pisar más fuerte, con proyectos, presencia y muchos roles distintos en el ámbito de los esports, no puedo evitar creer que Belén no es la única que ha llegado a pensar así. No solo por la escena que siempre ha sido hostil con ellas, sino también por el que dirán, o el entorno familiar que a veces es más reacio al ver a una chica en la PC. Lo único que espero es que el descargo, el desahogo y las palabras de Belén sirvan para que pueda sanar y cerrar la herida. Y, porque no, para que más personas de la escena se animen a contar sus vivencias. 

 

2 thoughts on “La experiencia de Pinku en 9Z: “Siento que si no hubiera sido mujer, ahora mismo estaría jugando pro”

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